Una excelente columna de un militante de toda la cancha que pone en su lugar ciertos conceptos que a veces diferencian y ponen distancia entre la militancia territorial de la universitaria.
EL MILITANTE UNIVERSITARIO – Por Facundo
Raggio
Las agrupaciones se van construyendo,
y consolidando sobre la marcha.
Nos encontramos con varios frentes en
la construcción de una organización, pero el principal es el barrio (territorio
no me gusta, suena raro, suena alejado). Ahí es donde nos encontramos en
contacto directo con la gente, con las instituciones barriales, con los
vecinos, con los compañeros y en muchos casos, con los amigos.
A veces escuche decir “hay que bajar
a los barrios”. ¿Bajar? ¿El barrio está por debajo de qué? El barrio no está ni
por debajo, ni por arriba, el barrio está a la misma altura que cualquier otro
frente. Cuando decimos el “principal”, estamos queriendo decir que ahí las
necesidades son las primarias, que ahí es donde muchas veces no tienen agua,
luz, o comida y es por eso que debemos estar siempre para atender los problemas
con más urgencia.
Por eso, es que nunca dejamos de
militar en las calles, en las unidades básicas, en las sociedades de fomento,
en los clubes de barrio, y hasta en los “puerta a puerta”.
Logramos generar un vínculo con el
vecino, con el comerciante, y todo eso hecho a pulmón.
Muchos compañeros que militan las
24hs del día en las calles del barrio, también son estudiantes universitarios y
también quieren involucrarse en la realidad política y social de su facultad.
La construcción en la universidad es,
como suelen decir, un trabajo de hormiga. Una construcción lenta que, con mucha
voluntad y constancia, rinde sus frutos.
El militante universitario es un
actor de la política importantísimo. Es aquel que tiene la responsabilidad de
marcar lo que ve mal dentro de su casa de estudios, de plantear una solución a
un problema, o proponer un cambio, defiende los derechos de sus compañeros
estudiantes y es el que tiene la delicada responsabilidad, como también los
tienen los profesores y directivos, de mejorar la educación pública y gratuita.
Todo esto, no es tarea fácil.
Muchos prejuicios se interponen, aquellos que
piensan que el militante en la universidad solo se encierra en esas cuatro
paredes, muchos obstáculos aparecen, al peronismo nunca le fue fácil la
construcción dentro de la universidad, y por último, el tiempo es
poco, porque no solo militamos en el barrio, sino también tenemos muchas horas
de estudio, y otras responsabilidades que afrontar. Para nosotros, estos puntos
que acabo de nombrar no son problemas ni cuestiones que nos van a impedir
construir en la universidad de la misma manera que construimos en los barrios.
Estamos decididos a romper con esos prejuicios, a generar una construcción del
frente universitario distinta y nueva dentro del peronismo, y a encontrar un
equilibrio entre la militancia y las demás responsabilidades.
Nos sentimos en el compromiso de
democratizar la educación pública universitaria, y de que los 40 millones de
argentinos y argentinas sepan que existen las universidades públicas y
gratuitas. Paralelamente a este concepto, tenemos la obligación de que las
casas de estudios del nivel universitario dejen de ser elitistas y pasen a ser más
populares.
Y por último, nuestro compromiso con
el barrio debe seguir siendo el mismo de siempre, logrando generar un vínculo
entre los vecinos y la educación universitaria, para que estos se formen como
seres instruidos, pensantes e independientes.
¡VIVA EL FRENTE UNIVERSITARIO
SIMONERO!
...La Simón Bolívar
Brillante tu reflexión Facundo, adelante con tu empuje y garra
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